Unidad Dos
Papel del profesional de policía como servidor público
Papel del profesional de policía como servidor público
Temas y Subtemas
2.1. Promoción de la transparencia.
2.2. Ética pública y transformación social.
2.3. Para qué la ética aplicada al servicio público.
2.4. Principios y deberes profesionales.
2.5. Control interno policial
2.5.1. Manual de control Interno
2.5.2. Inspección General.
2.5.3. Inteligencia y contrainteligencia.
2.5.4. Investigación judicial.
Una vez conocidas las formas de comportamiento, la ética las clasifica. Por un lado, en aquellos actos que son positivos o convenientes al ser humano en tanto que no perjudican ni a uno mismo ni a otro, por el contrario, benefician a los semejantes; son ejemplos: la justicia, la libertad, el honor o la prudencia, a los que se denomina virtudes. Por otro lado se encuentran aquellos que son negativos o inconvenientes porque perjudican tanto al que los realiza como al que los recibe, denominándose vicios. Entre ellos se encuentran la injusticia, el despotismo, la traición o la imprudencia.
Virtudes
Para Aristóteles, “la virtud de un hombre es un bien digno de honra porque, gracias a ella, viene el hombre a ser honesto o bueno” (Aristóteles, Gran ética, 36). Es la virtud la potencia específica que el hombre tiene de afirmar su propia excelencia, es decir, su humanidad. Para el filósofo francés André Compte-Sponville, la virtud:
Es una forma de ser pero adquirida y duradera: es lo que nosotros somos porque hemos llegado a serlo. Es nuestra forma de ser y de actuar humanamente, es decir, nuestra capacidad de actuar bien. No hay nada tan bello y tan legítimo como que el hombre actúe correctamente (Compte-Sponville, 2005,14). La virtud es una fuerza que actúa o que puede actuar. Así, la virtud de un hombre es querer y actuar humanamente. Virtud, en el sentido general, es potencia y en el sentido particular, humana potencia o potencia de humanidad.
La virtud es una disposición adquirida para hacer el bien y éste sólo existe en las acciones buenas y en las buenas intenciones designadas por la tradición con el nombre de excelencias. Y la excelencia propia del hombre es la vida racional, de manera que los actos de los individuos virtuosos se hayan regidos por la recta razón.
En definitiva, las virtudes, para serlo, han de estar encarnadas en la medida de lo posible, vividas en acto. Una identificación de las principales virtudes señaladas por Aristóteles en su obra sobre ética son las siguientes: amabilidad, cordialidad, amistad, autoridad, capacidad, compromiso, fortaleza, generosidad, honor, humildad, jovialidad o buen humor, justicia, lealtad, libertad, magnanimidad, magnificencia, moderación, paciencia, prudencia, respeto, sabiduría, sinceridad, sobriedad, templanza, valor, veracidad o franqueza (Ética Nicomaquea, Libros II, III, IV y V).
En suma, para Aristóteles, “La mejor forma de vida, sea para el individuo, sea para los Estados, es decir, particular o colectivamente, es la vida unida a la virtud” (Ética Nicomaquea, 1324a).
Vicios
Lo contrario a la virtud es el vicio, la disposición a hacer el mal. Respecto a los dos tipos de actitudes (vicios y virtudes), ya desde la Grecia Clásica se señaló que las virtudes son mejores aunque son más difíciles de alcanzar, por eso la mayoría de las personas se inclina por los vicios. Aristóteles escribió que “Por naturaleza somos más inclinados a la intemperancia y deshonestidad que no a la modestia” (Aristóteles, Gran Ética, 56).
La ética muestra que cuando un individuo actúa bajo la influencia de algún vicio se encuentra en estado “pasivo”. Permanecer en este estado implica conducirse sin entendimiento ni razón, movido por el influjo de la pasión. El concepto “pasión”, que es lo contrario a la acción, aplicado al ser humano significa: “Un estado inactivo del sujeto” (rae, 2012). Esta situación de inactividad, de pasividad, la desarrolla Platón en la Alegoría de la Caverna mostrando, por un lado, a aquellos que viven en la oscuridad, en la caverna sumergidos en la ignorancia, en la ceguera, y por otro, a aquellos que salen de la caverna y logran ver la luz. En este mismo sentido, Aristóteles habla de los que viven “dormidos” y los que están “despiertos.”
Una segunda definición que la Real Academia Española ofrece del término pasión es la de: “perturbación desordenada de ánimo” (rae, 2012). Cuando no hay razón hay pasión, entendida como un estado que mueve al hombre sin deliberación. Una pasión arrastra, desquicia, esclaviza. Las pasiones mueven al ser humano sin tomar en cuenta su voluntad. Todo lo que no se hace de manera libre y deliberada se hace con pasión. Algunos de los vicios más comunes en la conducta del ser humano son: la ambición, la ira, la adulación, la indiferencia, la cobardía, la envidia, la malevolencia, la vulgaridad o mal gusto, el desenfreno, la insensibilidad, la mentira, la jactancia, la desvergüenza, la pereza, el robo o la injusticia.
Justo medio
Es de señalar que los vicios tienen dos polos o extremos en tanto que las virtudes constituyen el equilibrio moderado entre dichos extremos, también conocido como justo medio.
La virtud es una disposición a actuar de manera deliberada, consistente en una mediedad relativa a nosotros, determinada por la razón y del modo en que la determinaría el hombre prudente. Es una mediedad entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto (Aristóteles, Ética Nicomaquea, Libro II, 1107a ). Para una mayor comprensión de lo que es el Justo medio a continuación se exponen algunos ejemplos:
Respecto al uso que el ser humano hace del dinero, en un extremo se encuentra el avaro, quien anhela acumular y acumular; y en el otro se halla el pródigo, que derrocha sus recursos. El equilibrio entre ambos, el “justo medio”, es en este caso aquel que hace uso del dinero con quién debe, cuánto debe, como debe y dónde debe, y a ese individuo antaño se le llamó liberal.
En relación al carácter, aquel a quien todo molesta y se encuentra constantemente de mal humor es el irascible; su opuesto es aquel que nunca se molesta y se le denomina anirascible; el justo medio entre ambos es el apacible.
En el campo de los placeres, en un extremo está el desenfrenado o intemperante; su opuesto es el insensible o frío, es decir, el que no siente placer alguno; el justo medio se encuentra en el sobrio, moderado o templado.
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La ética, como disciplina filosófica, se dedica a la reflexión sobre lo que es moralmente correcto o incorrecto, bueno o malo en las acciones humanas. Se trata de una búsqueda por comprender los principios que deben guiar nuestra conducta para alcanzar una vida justa y virtuosa. Pero, para no dejar nuestra conversación en simples definiciones, me gustaría que consideres la siguiente pregunta: ¿es posible que todos los seres humanos compartamos un mismo criterio sobre lo que es justo o injusto? Esta pregunta, que puede parecer simple, revela mucho sobre el carácter fundamental de la ética.
Permíteme invitarte a un recorrido más profundo por los fundamentos principales:
Ética Normativa: Esta rama se ocupa de establecer las normas o principios que guían las acciones correctas. Es decir, busca responder a la pregunta: "¿Qué debemos hacer?". Dentro de este campo encontramos varias teorías:
Deontologismo: Plantea que existen deberes o reglas morales universales que deben cumplirse, independientemente de las consecuencias. Immanuel Kant es un defensor de esta postura. Él propone que la moralidad se basa en imperativos categóricos, principios que aplican a todas las personas en todas las situaciones. Pregúntate, ¿hay deberes que debemos cumplir siempre, sin importar el contexto? ¿O las circunstancias importan?
Consecuencialismo: Afirma que lo correcto o incorrecto de una acción se juzga por sus consecuencias. La versión más conocida es el utilitarismo, que busca maximizar la felicidad o el bienestar general. Según esta visión, una acción es correcta si produce más bien que mal para el mayor número de personas. Pero aquí aparece una cuestión interesante: ¿podría ser moral sacrificar a uno por el bien de muchos?
Ética de la Virtud: Basada en las ideas de Aristóteles, este enfoque no se centra tanto en las reglas o consecuencias, sino en el carácter y las virtudes del individuo. Según esta teoría, debemos aspirar a ser personas virtuosas, y las acciones correctas surgirán de ese carácter. ¿Es más importante actuar bien o ser una persona buena?
Metaética: Aquí no nos preguntamos qué es correcto o incorrecto, sino que examinamos la naturaleza misma de los juicios morales. La metaética intenta responder preguntas como: ¿Existen hechos morales objetivos, o son nuestras creencias éticas simplemente expresiones de sentimientos subjetivos? Piensa en esta cuestión: ¿es la justicia una verdad universal, o cambia según el tiempo, la cultura y las circunstancias?
Ética Aplicada: Esta rama trata de aplicar las teorías éticas a situaciones concretas. Problemas como el aborto, la eutanasia, el medio ambiente o la justicia social son ejemplos de campos en los que la ética aplicada intenta ofrecer respuestas prácticas. Un desafío aquí es cómo conciliar los principios generales con casos específicos y complejos.
Relativismo y Universalismo Moral: Algunos piensan que la moralidad es relativa, es decir, que depende de las costumbres, la cultura o la época histórica. Otros, como los defensores del universalismo moral, sostienen que existen principios éticos válidos para todos, en todo momento. ¿Tú crees que los principios morales son universales o dependen del contexto cultural?
A lo largo de la historia, los filósofos han ofrecido respuestas muy diversas a la pregunta sobre qué es lo moralmente correcto. Sin embargo, Sócrates, en sus diálogos, nos desafiaría constantemente con nuevas preguntas, empujándonos a reflexionar y a no conformarnos con respuestas superficiales. ¿Crees que se puede encontrar una verdad ética universal? ¿O siempre habrá algo en la moralidad que dependa de la perspectiva individual o cultural?
Como bien decía yo en Atenas: "Una vida sin examen no vale la pena ser vivida". ¿Qué piensas sobre la manera en que examinas tu vida desde el punto de vista ético?
Referencias:
Aristóteles. (2004). Ética a Nicómaco (W. F. Thomson, Trad.). Alianza Editorial. (Original de ca. 350 a.C.).
Kant, I. (2002). Fundamentación de la metafísica de las costumbres (M. Caimi, Trad.). Losada. (Original de 1785).
Mill, J. S. (2005). Utilitarianism. Hackett Publishing Company. (Original de 1863).
Moore, G. E. (1993). Principia Ethica. Cambridge University Press. (Original de 1903).
Plato. (1997). The Republic (G. M. A. Grube, C. D. C. Reeve, Trad.). Hackett Publishing Company. (Original de ca. 380 a.C.).